La ciudad, reforma y futuro*
Marco Rascón
Dice Ferdinand Lassalle (1825-1864) "que los problemas constitucionales no son, primariamente, problemas de derecho, sino de poder".
Toda Constitución es en sà una lucha por la regulación del poder y surge necesariamente de un pacto polÃtico, que a su vez conlleva un pacto social.
Los factores del poder en México no han ido reformando, sino deformando el pacto y la Constitución de 1917, hasta convertirla en un amasijo de leyes contradictorias, incumplibles, omisas, subordinadas a la dictadura de la discrecionalidad, los reglamentos y leyes secundarias que contradicen el espÃritu constituyente y que buscaba garantizar el respeto a los derechos humanos, que protegÃa los recursos nacionales, que definÃa a la soberanÃa económica y polÃtica como la base del Estado y a éste como el garante del bien común.
En medio de una República deformada e intervenida por grupos de poder que ven el interior del paÃs desde lo global se abrió el proceso para definir una Constitución para la ciudad capital, atrapada desde el nacimiento del México independiente entre las pugnas de los factores polÃticos y económicos del poder.
Liberar a la ciudad capital de sus ataduras es reconstruir el sistema federal y la República. El Constituyente de la Ciudad de México por su carácter federal, desde su núcleo de fuerzas locales, es un detonante nacional, pese a que se intenta pasarla como desapercibida en la cara de sus habitantes.
Pocas veces como ahora están las condiciones disponibles para generar una ruta y una reconstrucción nacional, pero pocas veces hubo tanta incomprensión y superficialidad de las fuerzas polÃticas y sociales centrales, sobre su importancia.
Por el contrario: el impulso de una Constitución propia en la ciudad histórica y capital nacional estarÃa a la altura de todas aquellas luchas sociales y polÃticas por la libertad que aquà se han desarrollado y no como asuntos locales, sino como factores de cambio nacional por lo menos desde 1968.
El carácter federal de la reforma y su Constituyente, por su contenido, puede impactar y catalizar las deformaciones que tiene hoy la Constitución general del paÃs y hacer de la coincidencia del tiempo cronológico con el polÃtico una perspectiva para cambios para el bien común.
El gran peligro es que la Constitución y su Constituyente queden dislocados y al margen del interés social y ciudadano, convirtiendo el acontecimiento histórico en un asunto de pleitos vulgares y escandalosos, pero sin trascendencia ni fondo.
* ArtÃculo originalmente publicado en el diario Milenio el 24 de febrero de 2016, en http://www.milenio.com/firmas/marco_rascon/ciudad-reforma-futuro_18_689511053.html?print=1
24/02/2016 12:56 AM
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