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Ciudad de México y Chicago: el poder de la autonomía en dos ciudades globales

 

 

 

 

 

Alejandra Segura

Iniciativa Ciudad de México

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hace unos meses, la capital del país cambió su nombre de Distrito Federal a Ciudad de México. El nombre fue solamente uno de los cambios que la reciente Reforma Política de la Ciudad de México implicó.

 

La capital del país ha sufrido una serie de transformaciones en la forma en que se toman las decisiones a su interior desde hace varios años. En 1993, se llevó a cabo el primer plebiscito en el cual se consultó a la ciudadanía si estaba de acuerdo en que eligiera a los gobernantes del aquel entonces Distrito Federal por medio del voto, si la ciudad debería tener un poder legislativo propio y si debiera convertirse en un estado de la Federación. Cuatro años después, los habitantes de la capital eligieron a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como el primer Jefe de Gobierno por elección popular. Tuvieron que pasar dos décadas para que las otras dos consultas se concretaran en una realidad: un Congreso Local para la toma de decisiones de la entidad federativa número 32 del país.

   

Asimismo, las delegaciones políticas se convierten en demarcaciones territoriales, teniendo a cargo un alcalde en lugar de jefe delegacional, así como un cabildo integrado por 10 concejales. Todos estos puestos serán elegidos por medio del voto popular libre y secreto. Paradójicamente, cuando la Ciudad de México fue fundada en 1824, contaba con la figura de cabildo elegida por votación directa, aunque más adelante fue disuelta.

 

Si bien comparar a Chicago con la Ciudad de México resulta complicado por la propia composición política de cada una de estas mega urbes, existen similitudes en términos del alcance que tienen como ciudades globales. Chicago por una parte, es la ciudad más poblada en la región del Medio Oeste, y la tercera en los Estados Unidos en importancia económica, de acuerdo con su PIB. La ciudad reconoce la diversidad de su población, en la cual habitan personas originarias de 140 países distintos, y se hablan más de 100 idiomas.  Se asume como inclusiva y de políticas progresistas y participativas. Pertenece al Condado de Cook y al Estado de Illinois, aunque no es la sede del poder estatal, dejando este lugar a la ciudad de Springfield. Asimismo, la ciudad está dividida en 50 Distritos, los cuales están a cargo de concejales elegidos de manera popular. El tesorero y el Clerk –una figura similar al Consejero Jurídico- así como los Consejos de Educación, Colegios Comunitarios y Parques Públicos, también son elegidos por medio del voto popular. La reelección funciona como un mecanismo meritorio que asegura el poder durante tiempo ilimitado, siempre y cuando el electorado apruebe el trabajo de sus representantes. 

 

En el reporte publicado por Knight Frank and Newmark Grubb de 2016, Chicago se ubica como una de las 10 ciudades globales más importantes en el mundo, en donde la población joven se encuentra innovando en el tema de la industria de la tecnología, impulsando su desarrollo global; no obstante, la ciudad también se encuentra pasando por una crisis política y de endeudamiento. El año pasado, tras revelarse los videos de abuso de violencia de la policía durante el asesinato del joven afroamericano Laquan McDonald, la popularidad del actual alcalde Rahm Emanuel decreció considerablemente, y la fiscal del condado de Cook Anita Alvarez recientemente perdió la reelección para su puesto tras el hartazgo de la población ante la impunidad del caso McDonald.

 

Por otro lado, la Ciudad de México es la ciudad más grande y más poblada del país, con cerca de 9 millones de habitantes. En 2010 aportó el 17% del PIB nacional y es sede del 80% de los corporativos más importantes en el país. Si bien la Ciudad de México se encuentra afectada al igual que el resto de México por la depreciación del 20% del peso mexicano frente al dólar, el comercio y los negocios internacionales continúan a la alza. El mismo reporte sobre ciudades globales pronostica que para 2025, la Ciudad de México será la séptima ciudad más rica del mundo, dos escaños debajo de Chicago, con un PIB de 745 mil millones de dólares. Actualmente cuenta con 12 tratados de libre comercio con 44 países, 28 acuerdos para la promoción y protección recíproca de inversiones, y 9 acuerdos de comercio. Es la segunda ciudad más importante en términos económicos en América Latina, tras Sao Paulo.

 

A diferencia de Chicago, la Ciudad de México concentra no solamente los poderes gubernamentales, sino que también se asume como la capital financiera, de negocios, e intelectual del país. Las 16 delegaciones que actualmente la conforman se convertirán pronto en alcaldías, y tanto alcaldes como concejales serán electos. A diferencia de Chicago, la designación del Jefe de la Policía y del Procurador de Justicia no se dará por la vía popular, sino que pasa de ser una decisión que correspondía al Presidente de la República a manos del Jefe de Gobierno. Asimismo, el Senado ya no tendrá facultades para remover al Jefe de Gobierno, pues esta atribución quedará destinada al Congreso Local. Por lo pronto, la reelección no está contemplada, y habrá que esperar a 2018 para conocer los términos de su nueva Constitución Política.

 

Los modelos políticos y económicos de ambas ciudades difieren en sus composiciones y nivel de centralismo, pero tienen en común impulsar el espíritu participativo y democrático para la toma de decisiones, en donde los ciudadanos contribuyen mediante su voto a guiar el curso de ambas ciudades. En el caso de Chicago, la sociedad civil ha decidido remover a su procuradora de justicia y a algunos concejales,  mientras que en la Ciudad de México, estará por comenzar una nueva etapa que pretende hacer contrapesos políticos por medio de su cabilido, obtener mayor autonomía presupuestaria, acceder a fondos municipales y dictar las propias reglas al interior de esta ciudad capital.  

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