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LA CIUDAD DE MÉXICO EN EL
CONTEXTO DE LA GLOBALIDAD

 

Pedro Javier González Gutiérrez
Iniciativa Ciudadana para la Promoción de la Cultura del Diálogo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde la época de la Colonia, la Ciudad de México ha sido el principal punto de contacto del país con el resto del mundo. Sin negar la gran importancia de puertos como Veracruz y Acapulco para el intercambio comercial y como puerta de acceso, lo cierto es que, tanto desde un punto de vista político como simbólico, el centro de gravedad del mundo novohispano estuvo siempre en la Ciudad de México.

 

Esta situación no se modificó con la independencia. Lejos de ello, el papel de la ciudad capital como punto de contacto con el resto del mundo se reforzó. Y si bien los caminos y las vías férreas conectaron con los puertos y los puestos fronterizos, el punto del cual partían y al cual llegaban fue el mismo: la Ciudad de México. Hoy en día, como punta de lanza de una economía abierta y articulada a la dinámica global, la conectividad de la capital en materia de telecomunicaciones y transporte aéreo refuerza su papel como puente estratégico de comunicación e intercambio con el resto del mundo.

 

A pesar de que, como su nombre lo indica, las relaciones internacionales han tenido como protagonistas a los estados nacionales, hoy en día, las relaciones directas entre espacios económicos, políticos y socioculturales subnacionales adquiere una relevancia creciente. El diálogo político, el intercambio cultural y la cooperación económica entre ciudades con problemáticas similares y complementarias en muchos aspectos devienen una necesidad estratégica.

 

Las grandes ciudades enfrentan el imperativo de contar con una visión de su lugar en el mundo, de los desafíos y las oportunidades que el mundo les plantea y, sobre todo, del papel de sus relaciones con el mundo en sus procesos de desarrollo. La Ciudad de México no es una excepción. Desde un punto de vista económico, sus nexos con otras entidades subnacionales son un factor clave en la elevación de su capacidad competitiva y de la ampliación de sus opciones de trabajo, inversión y generación de bienestar para sus habitantes. Asimismo, la Ciudad de México, gracias a la intensidad de su vida cultural, es punto de encuentro entre identidad nacional y cosmopolitismo; es el ámbito geográfico y social donde el país supera sus miedos atávicos al exterior y, con confianza en sí mismo, se proyecta al mundo.

 

En suma, por razones económicas, políticas, culturales y de conectividad, la Ciudad de México es una entidad con una clara vocación global y la Constitución no puede ser ajena a esta realidad. Las relaciones ya existen y los nexos formales también. Ahora habrá que darles el estatus jurídico más conveniente y acorde con los principios de la Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos.

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