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Por María del Pilar Salazar

Puente Ciudadano, A.C.

Iniciamos un nuevo año y todos deseamos que éste sea un borrón y cuenta nueva con respecto al año 2020, el año de la pandemia. El año 2021 a todas luces será la secuela del 2020. El panorama es complejo. En México, la pandemia nos mantiene en confinamiento en gran parte del país, y aún cobra víctimas. En Centroamérica, la historia es un poco parecida, con el agregado de los estragos causados por Iota y Eta, los huracanes sucedidos al final del año en la región.

La realidad es que el 2021 será nuestra nueva oportunidad para la observar lo que hicimos o dejamos de hacer en 2020, reflexionar sobre nuestros actos y las rutas que nos han traído al presente, tanto individualmente como a nivel colectivo, y tomar mejores decisiones. También, es la oportunidad de retomar algunos temas pendientes. Aunque pareciera que las problemáticas del mundo pre-COVID desaparecieron, en realidad, en muchos casos se han profundizado y, en otros, adquieren nuevas complejidades. Este año es una oportunidad para des-invisibilizar.

Aunque el 2020 pase a la historia como el año de la pandemia, será importante recordar también que fue un año que rompió las previsiones en más de una ocasión gracias a la organización de las y los ciudadanos para exigir lo que creíamos justo: Black Lives Matter hizo un llamado ante la brutalidad policiaca y el racismo en Estados Unidos, en Chile, se logró aprobar la moción de modificar la constitución golpista. En México se sucedieron una serie de marchas y manifestaciones feministas en contra de los feminicidios y la violencia de género, haciendo eco a movimientos similares en todo el continente. Ante el confinamiento, los jóvenes, las mujeres, los niños y niñas, profesores y demás profesionistas hemos tenido que ser creativos para poder solucionar los problemas del día a día.

Frente a este panorama que se antoja incierto, nos toca seguir apostando por seguir sembrando SENDEROS DE ESPERANZA Y HORIZONTES DE POSIBILIDAD. Toca hacer eco de la creatividad del día a día para problematizar nuestra realidad y buscarle alternativas. En este número, recuperamos algunas previsiones a partir de nuestros proyectos de vida para el futuro, a partir del reconocimiento de la diversidad de la experiencia juvenil, de la complejización en el hacer investigativo y del camino que nos toca recorrer.

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Esperanza Gómez  y Yuri Aranda

Fe y Alegría Honduras

Las emergencias suscitadas a raíz de los fenómenos naturales Eta e IOTA que nos afectaron los meses de noviembre y diciembre, nos obligaron como sociedad civil a enfocar todos nuestros esfuerzos en gestionar, acompañar y solucionar las necesidades inmediatas de supervivencia de una gran población de nuestra zona, que de la noche a la mañana se vio con las manos vacías, sin un techo donde dormir, ni un bocado de comida que llevarse a la boca.

Estos cambios se sumaron a los que ya había provocado la pandemia, que desde el mes de marzo nos obligó a confinarnos llevando a una situación de precariedad extrema, a una población acostumbrada en su mayoría a vivir del día a día.

Toda esta nueva realidad nos obliga a reinventarnos como país y como organización, sensibilizándonos frente a las prioridades que nos ayuden a dignificar a las personas por encima de las cifras y de las demandas de los proyectos.

Seguimos considerando la educación como la base fundamental para el desarrollo humano y de la sociedad; y bajo estas nuevas condiciones reconocemos la gran dificultad para que los centros educativos inicien sus labores de manera presencial y que a través de la virtualidad se mantendrá la enorme brecha social y de oportunidades para nuestra niñez y juventud.

En este sentido, las expectativas de Fe y Alegría para el 2021 son: continuar acompañando pedagógicamente a sus centros técnicos y asociados, apostando por la educación como un medio que posibilita un análisis crítico del entorno y brinda herramientas para la toma de decisiones trascendentales de vida, como, por ejemplo: emigrar, emprender, trabajar, estudiar.

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Por  Guillermo Yrizar Barbosa

Académico responsable de asuntos migratorios

Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría SJ,

Universidad Iberoamericana Puebla

Durante el 2020 en las universidades mexicanas y otros centros de educación superior en el mundo, quienes hacemos investigación social y docencia comenzamos a trabajar desde nuestros hogares (u otros espacios disponibles-improvisados), impartiendo clases o participando en reuniones en línea. En mi caso, apelé a la flexibilidad, la paciencia y el respeto, e incluso, a la creatividad en el uso de la tecnología. Pero el desgaste y agotamiento crónico por tantas horas frente a pantallas o monitores, así como la frustración ante los cambios en las planeaciones del trabajo, han sido constantes.

Muchas personas dejamos nuestras oficinas en la primavera 2020 pensando que la pandemia quizá nos permitiría regresar durante el verano o el otoño. Llegó el invierno y seguíamos atendiendo a “webinarios”, organizando y replanteando nuestro trabajo-remoto (o el home office), al tiempo que tratábamos de sobrevivir las consecuencias del COVID-19 en nuestra vida personal, familiar y comunitaria.

A inicios del 2021 contamos con múltiples aprendizajes, experiencias y retos sobre el trabajo académico universitario en tiempos pandémicos. Intentaré compartir algunas ideas a partir de lo vivido en los proyectos de investigación a mi cargo sobre migración internacional y derechos humanos en México, con énfasis en el caso de Puebla-Tlaxcala (pero pendiente de las fronteras norte y sur) y enfocados en las dimensiones del retorno y el tránsito de personas migrantes.

- Al poner en el centro nuestra salud, tanto a nivel individual-familiar o colectivo, también colocamos y priorizamos el bienestar físico y emocional de las personas con quienes hacemos investigación en medio de la contingencia. Ningún proyecto vale la pena si implica ponernos o poner a otras personas en riesgo de contagio. Hay que ajustar cronogramas y metas, porque lo fundamental es afrontar la pandemia de manera responsable y sin exponer de más nuestra salud ni la de otras personas con las que colaboramos y hacemos investigación.

- Nunca es tarde para (re)capacitarse, explorar y (re/des-) aprender sobre el uso de diversas plataformas y herramientas tecnológicas que nos permitan mejorar nuestras capacidades de comunicación, organización y trabajo académico en línea. Al promover y fortalecer nuestra paciencia, tolerancia y apertura a nuevas formas o herramientas electrónicas desde casa para escuchar, leer, dialogar, escribir, planear, ordenar, almacenar, grabar o registrar lo que nos interesa e investigamos, me parece que se abren nuevas posibilidades de hacer investigación-remota durante esta crisis global de salud y exclusión social.

Para quienes hacemos investigación social, el confinamiento puede convertirse en una oportunidad para cuidarnos y actualizarnos en el uso las tecnologías en línea, pero también en cuanto a “tecnologías humanas”[1]: reconectar con paciencia y mesura no solo para con nosotros/as mismos/as, sino para con los/las demás en lugares y espacios distantes compartiendo saberes, sentires y aspiraciones, a pesar de la pandemia.

 

[1] Gracias a mi querida amiga Taza por revisar el texto y proponer esta idea.

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Por Carlos Valdetano Méndez

Tejiendo Lazos

 

Mi nombre es Carlos Valdetano Méndez, tengo 15 años de edad y vivo en San Buenaventura Nealtican, Puebla.

Tengo 3 metas importantes para mi vida, una de ellas es terminar mis estudios, convertirme en un gran chef y por último ser gimnasta, pero como todo en este mundo, nada es fácil y siempre se presentan obstáculos; en ocasiones, la sociedad frustra los sueños y metas e incluso la familia y los amigos.

Ser joven, es estar en la etapa de la vida en la que no tienes responsabilidades de un adulto, pero si de joven, esta etapa conocemos el mundo, pero al mismo tiempo nos adentramos a las dificultades que la vida conlleva. Considero que debemos ser felices y disfrutar de esta etapa de juventud, no solo tener obligaciones y preocupaciones. Mis expectativas de vida es tener la casa de mis sueños y poder compartir este logro con mi madre, así como compartir el éxito de mi vida con mi familia y amigos.

Mi papel en la comunidad considero que es muy importante, debido a que soy uno de los muchos jóvenes perteneciente al futuro de la comunidad, el papel que llevamos a cabo no es muy fácil, ya que uno como joven tiene demasiados retos y obstáculos en la vida.

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Por Caleb de Olarte Luna

Tejiendo Lazos

 

Mi nombre es Caleb de Olarte Luna, tengo 15 años y vivo en una comunidad llamada San Buenaventura Nealtican, Puebla. Actualmente, estoy cursando el primer año de bachillerato, desde que era pequeño siempre me ha gustado ayudar a las personas que lo necesitan. Me siento muy feliz de vivir en Nealtican, pues me llena de orgullo ver todo lo que tenemos a nuestro alrededor, pero en ocasiones siento mucha tristeza al ver como las personas maltratan el entorno en el que vivimos y no son conscientes de lo que hacen, debido a que perjudican a la comunidad.

Cuando estaba en segundo grado de secundaria, una maestra nos platicó de las actividades que realizaban en el club de ciencias, lo cual me pareció muy interesante e importante; ese mismo día nos hizo la invitación para formar parte del club y tomé la decisión de ir.

El día que fui al club, me gustaron mucho las clases de ciencias, cada clase era muy interesante y los experimentos que realizábamos eran muy emocionantes. El club tiene diversos talleres como deportes, ayuda social, ambientalismo, etc. Las personas son muy amables y en poco tiempo, todos los compañeros del taller de ciencias eran mis amigos.

En una ocasión, el científico que nos impartía las clases nos invitó a hacer un experimento para ir a presentarlo a la ciudad de Puebla siendo sede la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). En total éramos cinco participantes, mi amiga y yo, nos organizamos para investigar y elaborar la mampara junto con la ayuda del científico. Días después, fuimos a la BUAP a presentar nuestro experimento; conocimos a personas de México y otros países, quiénes presentaron importantes proyectos en lugar de experimentos, lo cual me causó mucha satisfacción poderlos presenciar.

Al pasar el tiempo, la maestra que nos extendió la invitación para el club, empezó a gestionar una biblioteca enfrente de la secundaria y comencé a trabajar ahí, lo cual considero como una gran experiencia debido a que pude conocer a más personas y hacerme su amigo.

En la biblioteca, teníamos libros muy interesantes, rompecabezas, un tapatón para ayudar a los niños con cáncer y muchas cosas más; sin embargo, por motivos de la pandemia de COVID-19, se tuvo que cerrar. No obstante, tuvimos la fortuna de recibir la ayuda de una persona que vive en Estados Unidos, puesto que nos dio la facilidad de ocupar su casa para adaptar la biblioteca y ahora tenemos mucho espacio.

Hoy en día, mis metas a futuro es seguir ayudando a las personas que lo necesitan, terminar mis estudios para tener una profesión, poder conseguir una casa propia y una familia, trabajar en lo que estudie, poner en práctica todos mis conocimientos, desarrollarme profesionalmente y que mis logros sean reconocidos.

Cumpliré con todas mis metas propuestas de una manera satisfactoria con la ayuda de mis papás y amigos quienes son mi soporte para seguir adelante, no obstante, el único obstáculo que considero es que soy tímido y me cuesta desenvolverme con personas desconocidas, pero tendré que ser fuerte y afrontarlo si deseo cumplir con todo lo que he soñado.

Para mí, ser joven es una experiencia llena de retos y conocimiento, mi juventud ha sido buena y he tenido la oportunidad de ayudar a quienes lo necesitan, pertenecer a un colectivo juvenil me ha ayudado a crecer como persona y principalmente como ser humano. Me siento muy orgulloso por ser un joven entusiasta y aprender cada día de la vida.

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Por Lusvin García

Joven Promesa

 

El proyecto “pro-jóvenes promesas” está por terminar y el tiempo pasó más que rápido. En este proyecto depositaba mis esperanzas, sueños, metas y miedos. Sabía que el compromiso con las instituciones y con la familia era fuerte, pero aún más fuerte era el compromiso conmigo mismo.

Ante mi estaba la oportunidad de mi vida y solo de mi esfuerzo dependía hacer que todo valiera la pena. LO ÚNICO QUE TRAJE CONMIGO fueron recuerdos y experiencias, que se convirtieron en mi más valioso tesoro.

Como estudiante he adquirido grandes experiencias, no solamente en el ámbito educativo sino más bien que este me ha permitido vivenciar aspectos importantes como :  en el ámbito social, en donde he interactuado  fuera de las aulas con grandes mentores , en especial los del Modelo Mexicano de Formación Dual, que me han ayudado a plantear expectativas visionarias sobre mi futuro inmediato, en la continuación de mis estudios universitarios y ello me ha permitido elegir hoy, la carrera profesional que ha llenado todas mis expectativas: Ingeniería Aeroespacial.

Considero que mis mentores han despertado en mí la proactividad, fortaleciendo mi aspecto educativo encaminado a la toma de decisión de la expectativa profesional que deseo. Esto me ha permitido replantear mi vida financiera organizándola de tal manera que he podido cubrir mis necesidades en favor de mi crecimiento educativo. De igual forma, considero que todo ha sido multifactorial porque increíblemente he logrado una organización económica ayudando a administrar los recursos disponibles para satisfacer las necesidades educativas.

Ahora bien, en el aspecto cultural debo mencionar que he adquirido el conocimiento sino tan amplio pero lo suficientemente para sentirme muy orgulloso de la cultura general de Guatemala y ahora mi segunda patria que es México.

Cabe mencionar que sin proponérmelo he tenido oportunidad de incursionar en el aspecto ambiental en mi entorno educativo ya que, como integrante del Modelo Dual, he adquirido la gran responsabilidad del cuidado al medio ambiente ya que es una empresa ambientalmente responsable.

Sin duda alguna desde muy joven me he interesado en aspectos políticos en mi país natal y ahora en México, en conocer todo lo que respecta a la toma de decisiones, pues creo que para el desarrollo de una nación es sumamente importante el enfoque del desarrollo económico a través de sus planteamientos y líneas de acción.

Hoy se aproxima nuestro regreso a casa, los planes, metas y sueños siguen presentes.

“Cuando se viaja en pos de un objetivo es muy importe prestar atención al camino. El camino es el que nos enseña la mejor forma de llegar y nos enriquece mientras lo estamos recorriendo.”

Palabras esenciales, Paulo Coelho.

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