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Por Elio A. Villaseñor

Director de Puente Ciudadano, A.C.

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Este mes cumplimos dos años del inicio operativo del proyecto Jóvenes Promesa. Esta experiencia iniciaba en el 2018 con un examen de admisión para ingresar al bachillerato técnico en el CONALEP aquí en México. La preparación y aplicación de este examen fue resultado de una decisión de vida de los jóvenes y de la aprobación de los padres para que sus hijos formaran parte de este proyecto. Desde entonces, la experiencia se ha ido enriqueciendo constantemente.

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Mientras a las organizaciones acompañantes nos correspondió preparar todos los protocolos para hacer fluido el proceso, las y los jóvenes entraban en una dinámica hasta entonces desconocida para ellos en la que permeaban, además de la incertidumbre, el deseo de conquistar un nuevo mundo en el cuál escribir su propia historia. Esto implicó que tuvieran que salir de un entorno adverso para trabajar en convertirse en líderes, dueños de sí mismos, responsables con las comunidades a las que se estaban integrando.

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En todo este trayecto, la columna vertebral ha sido la CONFIANZA: todas las personas han jugado un papel importante y han aportado para construir la narrativa de cooperación y solidaridad en la esfera regional. Para ello, hemos trabajado en construir relaciones de confianza entre unos y otros. El camino no ha sido fácil; nos hemos enfrentado a obstáculos y hemos aprendido que no solo es crucial la buena voluntad, sino la disciplina y el esfuerzo. De igual manera, ha sido importante alimentar el espacio de comunicación entre el Aquí, en Puebla, como en el Allá, con las familias de origen y nuestros colegas de Fe y Alegría de cada país participante.

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En este marco, el año que nos queda por recorrer también nos enfrenta a un contexto difícil: el de la pandemia, que nos obliga a seguir en este camino, manteniendo de igual forma nuestra calidad académica y humana. 

Los jóvenes han venido construyendo un proyecto de vida en muchos ámbitos. En el caso de la emergencia sanitaria, han podido integrarse en la era virtual escolar lo que ha supuesto una experiencia que les ha hecho cada vez más autodidactas. Éste es un elemento fundamental para enfrentar la nueva realidad con un espíritu de superación a la altura de sus circunstancias. 

Los jóvenes van aprendiendo a tomar decisiones con sentido de responsabilidad y practican la comunicación de manera asertiva con sus compañeros, familias y equipos de acompañamiento. También han configurado nuevas formas de vivir su estancia en México, en compañía de otras personas, donde respiran un deseo de salir adelante juntos. En este nuevo imaginario se va construyendo la Casa Común donde cada quien asume su libertad con responsabilidad y el esfuerzo colectivo se convierte en un nuevo camino, en un ejemplo vivo de cooperación educativa regional. 

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Por Marel Dayana Solano Gualip

Fe y Alegría Guatemala

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Actualmente en Guatemala se viven momentos difíciles, la pandemia del COVID-19 ha vulnerado todos los sectores de la población, por tal razón, el gobierno de la república ha solicitado mantenerse en casa, ha limitado la movilidad inter departamentos y los vehículos solo pueden circular en días especiales (según número de placa), asimismo, el fin de semana hay toque de queda, por lo que nadie puede andar por las calles.De lo anterior, los datos a la presente fecha presentan números alarmantes en las cifras de contagios, personas fallecidas y familias completas en cuarentena.

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Desde esta perspectiva los jóvenes hemos tenido que aprender a vivir en una realidad diferente, buscando adaptarnos al cambio y tratando a la vez de colaborar para sobrevivir económicamente y mantener la constancia paralela en nuestros estudios. Por lo que para comunicarnos la manera más sencilla y segura es a través del uso de las redes sociales en este caso desde nuestro Smartphone, utilizando aplicaciones como WhatsApp, Facebook e Instagram, también haciendo video llamadas o llamadas a familiares y algunos amigos.

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A la presente y desde mi perspectiva creo que el reto más grande a sobre llevar en esta crisis será el de relacionarse físicamente, y más para los jóvenes, ya que, en este tiempo de cuarentena se ha demostrado que relacionarse a través del internet es más fácil, eficiente y relativamente seguro, y que los chicos vuelvan a jugar en equipos de fútbol o salir al parque con sus amigos será muy difícil, y sabemos lo importante de las relaciones físicas en esta etapa, también veo como reto el no perder los valores,  por ejemplo no es lo mismo el respeto en redes sociales al respeto que se tiene físicamente, entonces preservar los valores también lo veo como reto.

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Ante esta nueva forma de vida, el problema que veo en las relaciones sociales es que, como ya no tenemos mucha de la misma, es difícil conservar los valores y estos son pieza fundamental en la relaciones sociales, y como jóvenes podemos practicarlos con nuestra familia, tratarlos como trataríamos a las demás personas para así no perder los valores y cuando sea necesario los usemos correctamente. En nuestra relación con la naturaleza, el problema que veo es que casi no le damos importancia, por estar preocupados por protegernos  del virus, cosa que no está mal, pero hemos olvidado el cuidado del ambiente, por ejemplo, solo al lavarnos las manos nos preocupamos por limpiarlas bien y no estamos conscientes de cuánta agua muchas veces desperdiciamos, y como jóvenes podemos retomar esa conciencia y darles consejos  tanto a nuestros familiares que viven con nosotros como a los que no, acerca de cuidar el ambiente sin dejar de protegerse del virus, o publicar en redes sociales para que más personas tomen conciencia y podamos solucionar el problema poco a poco.

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Está pandemia para mí ha significado, el no poder ir a clases presenciales, aprender por mi cuenta, y lo más importante no poder ver a familiares, incluso mi abuela falleció el 6 de junio y en su funeral solo estuvimos presentes 6 personas, y no pude asistir a su entierro por la restricciones, fue duro debido a que no pudimos abrazar a la familia, ni acompañarla en el duelo. Aun así la manera más sencilla de comunicarme con amigos, familiares y docentes es a través de mensajes y llamadas, no es lo mismo que en persona, pero es efectivo, y por el momento lo más seguro, ya que, si yo me protejo, protejo a los demás.

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Como mujer joven, me parece que las juventudes estamos llamadas a proponer soluciones y ser parte del cambio, un cambio en el cual primero necesitamos tomar en cuenta los problemas que se presenten en nuestro contexto, y en base a ello generar ideas, por ejemplo al ir a hacer las compras ir solos o si es necesario solo llevar un acompañante, comprar solo lo necesario, evitar a toda costa las aglomeraciones, poner en práctica todos los valores posibles, al hacer cosas tan sencillas como estas contribuimos a reducir el número de posibles contagios, generamos conciencia y a ayudamos a dar un mejor ejemplo a quienes nos rodean, también podemos publicar consejos en redes sociales así ayudamos a generar aún más conciencia y uso del sentido protección y cuidado de la casa común, es decir de nuestro planeta tierra.

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A la presente fecha y ante las cifras cada vez más alarmantes de la enfermedad, me siento preocupada, los cambios repentinos suelen desatar caos en la sociedad y eso no sería para nada bueno, pero también me siento más humana, porque me pongo a pensar en toda esa gente que antes de la pandemia les era difícil el llevar el sustento familiar con ingresos día a día, personas que les constaba conseguir comida y techo, ¿cómo le harán ahora?, y me siento impotente al no poder solucionar este problema, así que lo que hago es agradecer  por lo que  tengo, y hasta por lo que no tengo, tratar de consumir lo necesario y no desperdiciar nada, apoyar los negocios independientes y orar  por todas las personas de mi país y el mundo.

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Por último todo este encierro y las incesantes noticias de enfermedad y muerte, me generan una gran incertidumbre de cuándo y cómo regresaremos a la normalidad, y ante eso me siento ansiosa, porque la situación está difícil y nos da la idea que pasará mucho tiempo antes de que eso suceda; así que solo queda cuidarnos, seguir todas las recomendaciones y acatar las disposiciones del gobierno, ser consientes en todo sentido y tener fe en que todo estará bien. Hoy me sumo a muchos jóvenes más que en la misma situación solo esperan tener la oportunidad de tener un futuro, uno libre de enfermedades y situaciones cómo la que hoy le toca vivir a esta generación.  Somos el presente, pero también el futuro, todos somos uno, todos somos Fe y Alegría.

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Por Angel Daniel Ávila Arriaza

Joven Promesa

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En la cuarentena han pasado tanto cosas buenas como malas y los estudiantes no hemos sido la excepción. En mi caso, pensaba y decía “da igual lo que pase”, estaba muy equivocado en eso. Mientras vivía con mi tutor, me ponía a estudiar a través del teléfono y cuando no podía trabajar en él me iba a un café internet sin protección, no era cuidadoso. Luego, la comida era otro asunto porque me daba igual lo que comía, así que me alimentaba una vez al día comiendo un cuarto de carne al pastor con una Coca-Cola.

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Entregaba todo para que nadie notara que tenía algo raro. Pensaba que estaba bien lo que hacía, hasta que me di cuenta de que tenía que cambiar todos mis hábitos porque me dio un problema de estómago por cuidarme mal. Luego de eso, mientras escuchaba nuevas canciones escuche una que me hizo abrir los ojos y entender que debía amarme a mí mismo. Mi ex-tutor se dio cuenta de que él no podía ayudarme a mejorar, por eso tomo la decisión de terminar nuestra relación. Tras cambiar todo, e irme a vivir con unas personas que me hacen sentir agradecido, aprendí que la cuarentena solo se puede superar si sabes convivir. Gracias a ellos puedo sonreír sinceramente y hasta he mejorado mental y físicamente.

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Aunque me falte mucho por aprender, he podido dar un avance y dejar de estar estancado en mi soledad, dejar atrás la depresión y maldad que había en mí, para que pueda superar esta cuarentena con el apoyo de todos. Hoy pienso que para consolidar una correspondencia con el mundo que nos alberga, debemos ser conscientes de nuestras relaciones con él y fomentar su cuidado. Tiene que haber una cooperación entre los miembros, apoyo de unos y otros y el desinterés propio. Entonces, todo esto nos ayuda a consolidar unas relaciones permanentes de apoyo mutuo y ayuda, para que nuestra comunidad sea una comunidad “amena”, en la que todos los individuos y miembros puedan desenvolverse de una mejor manera, tratando de apoyarnos entre todos para poder superar estas situaciones críticas.

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Bajo mi opinión el valor más importante que debo destacar es la tolerancia, por el hecho de saber que como seres humanos no somos perfectos, por lo tanto habrá cosas que no nos gusten de las otras personas, pero es necesario aceptarle sus imperfecciones para poder así tener una convivencia en una casa común, en un espacio común.

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Por Carlos Eduardo Pérez López

Estudiante de Comunicación. Ibero Puebla

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En plena cuarentena y con el privilegio de estar sin tantos apuros, en una casa con los servicios básicos, la posibilidad de tener formas de entretenerme y reflexionar conmigo mismo, tuve el descaro en reflejarme con Robinson Crusoe. Pensé en su situación de naufragio, acordándome de varias observaciones que una maestra muy querida de la universidad explicó con gran claridad, ahora esa claridad llegó en recuerdos borrosos donde se interpela lo que yo creo saber con lo que ella dijo. “Robinson Crusoe era el ejemplo arrogante de Defoe de decir que un solo inglés puede construir una sociedad entera” era una de las interpretaciones de aquella clase, aunque poco después, dentro de un ámbito muy personal y general se llegó a otra interpretación: la necesidad inevitable del otro. De pronto recordé una reflexión que consistía en decir qué objeto llevar en caso de vivir en una isla desierta. En ella entendí nuestro apego inevitable hacia los demás; la música, la escritura, una fotografía familiar, un objeto de valor que alguien nos regaló, etc.

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Como primer paso sería importante entendernos entonces como seres comunitarios, sin afán de caricaturizarlo a una comunidad agarrada de las manos mientras cantan en un arcoíris inverosímil. Debemos de reconocer que la comunidad es nuestra razón de ser y conocer, ya que no podemos hablar de un lenguaje para uno mismo, o de una política, ética o economía aislante. Dentro de ese nosotros debemos indagar en la relación y percepción con nosotros mismos y con la naturaleza, que ha sido degradada por un pensamiento utilitarista e individualista, llegando a absurdos como el ver gobiernos que se preocupan más por la economía que por la salud pública, o su negación a que la destrucción de la naturaleza puede llegar a nuestra misma destrucción. Si bien las decisiones o consecuencias no se realizan con apretar un botón, y cada una tiene una complejidad e historia que debe analizarse con mucho cuidado, es importante que en esta crisis retomemos el sentido de la palabra comunidad, y nos reflejemos dentro de ella. Ejemplos como el concepto “casa común” se toma una responsabilidad ética, y si lo vemos dentro del origen religioso del concepto, podemos elevarla a la trascendencia con Dios, un sentido de responsabilidad muy grande, donde se incluye pero también se responsabiliza a una comunidad a tomar cartas en asuntos en los que el gran capital decidió por sí mismo.

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Debo aclarar la problemática que surge el buscar una comparación con Robinson Crusoe (y mi sesgo en no explicar dentro de una literatura que no sea la hegemónica), porque caemos en la percepción de un hombre blanco, inglés y colonialista, y puede parecer irónica el buscar cómo ejemplo este personaje, aunque se me hizo fascinante partir de esa problemática. Creo entender que hay en alguna parte del mundo un Robinson que busca ser descolonizado y busca una reconciliación con un otro que olvidó desde el primer contacto con su cultura. En este caso, el rostro de este Robinson puede reflejarse en la Iglesia con la Carta Encíclica Lautado si del Papa Francisco II, con puntos nunca antes cuestionados por la Iglesia, podría decir que este es el resultado de que un Papa sea latinoamericano, en él podemos ejemplificar parte del sincronismo histórico de varias culturas. La relación “casa común” con el concepto Madre Tierra puede ser ejemplo también de dicho sincronismo.

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La Madre Tierra, conceptualizada por varias culturas de grandes pueblos originarios en Latinoamérica, ser refiere a la naturaleza como deidad y gran dadora de vida, La Madre Tierra sirve como fundamento y principio para la organización (política, económica y moral) de la comunidad. “Ser indígena es en sí un mismo acto contrahegemónico,” logré ver en una publicación en internet, creo que tiene toda la razón, pues vemos a habitantes y defensores de pueblos originarios perseguidos, marginados y asesinados por intereses y proyectos neoliberales que siguen con esta lógica del capital. Ante tristes y fuertes alarmas es importante que estén en primer plano estos ideales, varios teóricos como Boaventura De Souza o Enrique Dussel han insistido en ello.

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Siguiendo con la metáfora del náufrago, será todo inútil si somos el Crusoe colonialista y dominador; es importante el que se vea como otredad y parte de la comunidad misma a los pueblos originarios, ya que en ellos se ha forjado solo un gigantesco monumento de museo, y no las determinantes y estructuración necesaria para una participación ciudadana que merece. Sin duda es un momento oportuno para ser ese Robinson que ve lo valioso de la comunidad a través de su aislamiento, descubra la importancia de lo que invisibilizaba en su cotidianidad y se llegue a los pasos de una utopía donde el nombre Robinson sea lo menos importante.

La virtualidad nunca podrá sustituir las interrelaciones humanas, pero si puede complementarlas y sí que puede usarse como un entorno de aprendizaje. A lo mejor en otras circunstancias hubiese sido menos estresante y pesado, pero lo importante es que hemos aprendido a llevar el ritmo y aprovechar de manera productiva todas las plataformas que hemos usado.

 

Esto nos recuerda que todo puede ser útil siempre y cuando aprendamos a manejarlo y que si no sabemos hacer algo o utilizar una herramienta (jeje por poner un ejemplo) siempre habrá alguien que sí, y no hay nada de malo en pedir ayuda o ayudar a otros, de esa manera es como la unión sigue haciendo la fuerza, aunque tengamos que estar físicamente separados.

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Texto colectivo Jóvenes Promesas

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Casa común ¿Cuál es nuestra casa común? ¿Qué implicaciones y aprendizajes tiene? Como bien señala la introducción de este boletín, nuestros jóvenes han vivido diversas experiencias, las cuales ya forman parte de su constante construcción y reconstrucción como sujetos, como personas. Sin duda alguna, esta nueva experiencia que hemos llamado “vivir en la casa común”, ha sido una de las más significativas y una de las más enriquecedoras, ya que por sí misma esta situación es confrontativa y, hacerlo durante un confinamiento por una pandemia mundial, ha representado un gran reto, el cual, ha sido asumido por nuestras y nuestros jóvenes con mucha responsabilidad, empatía y respeto.

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Si bien, recién se acumulan unos meses de esta experiencia, ellas y ellos han recuperado ya muchos aprendizajes. Por ejemplo, ser atentos a las necesidades de los otros y no sólo de las propias, menciona Marjorie; cuidar los modos y palabras de expresarse como nos comparten Yojan y Mario; el cuidado colectivo del que habla Josselyn, o desarrollar la capacidad de ponderar el bien común sobre el individual como refiere Sofía.

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Todas y todos los jóvenes consideran que los aprendizajes que construyeron con sus familias de acogida han sido fundamentales para aprender a vivir en común. Sofía nos comparte que la experiencia de vivir con sus familias de acogida, le ha servido para aprender maneras de ser y estar en colectivo. Y sobre todo, comprender que todos somos diferentes, tenemos costumbres, gustos, pensamientos y sentimientos variados y, eso no significa que no podamos construir en común. Tomar decisiones para el bien de todos, agrega Mario.

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¿Cómo estos aprendizajes son aplicables en la vida social, al mundo? En el ámbito de lo político Marjorie piensa que el principal problema es que los tomadores de decisiones, no se ponen de acuerdo. Es como si cada actor pensara en jalar la cuerda hacia sus propios intereses aunque no sean los más adecuados o benéficos para la mayoría, lo que causa muchas tensiones. Por esta razón, resalta la importancia de ser humildes y saber reconocer cuando alguien tiene una mejor solución o propuesta para resolver un problema, aunque no sean de nuestra ideología política, como cuando ella reconoce que no sabe muy ben cocinar y entonces le pide ayuda a Katya para aprender, porque ella lo hace mejor.

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Esto también tiene consecuencias por ejemplo en el ámbito ambiental. Las potencias mundiales imponen ritmos y modos de vida insostenibles, que están acabando con los recursos naturales, los gobiernos centran su atención en lo económico y Marjorie se pregunta ¿No vivimos todos en el mismo planeta? ¿Lo que nos pase a unos no nos perjudica a todos? Sabemos cuál es el problema y cómo solucionarlo, sabemos qué hace y qué no. Lo que nos sigue faltando es la organización, ponernos de acuerdo en todos los niveles de la sociedad y gobierno.  

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Josselyn complementa la idea aportando que tenemos que salirnos del pensamiento del “yo”. Porque nos cierra mucho a recibir otro tipo de enseñanzas y perdemos el compañerismo, la solidaridad, el pensar en los demás. Nos lleva a actuar sin importarnos si afectamos a los demás, mientras en lo individual estemos bien.

Empatía dice Sofía, eso es lo que puede marcar la diferencia, que los seres humanos lleguemos a ser empáticos. Es importante estar bien con uno mismo, porque si uno está bien, lo transmite. Pero cuando el “yo” se antepone al bien común, es cuando construimos barreras que no nos permiten crecer, entonces seamos conscientes de que lo que hacemos tiene consecuencias en el resto del mundo.

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Katya, hace una analogía entre la casa común (departamento) y la casa común (el planeta). En donde el primero es el habitad de los seis jóvenes. El centro de su ciudad, menciona que es la cocina. Dónde se presentan situaciones como lavar los trastes, cocinar, pensar qué se va a hacer y muchas cosas más. Para resolverlas, les ha tocado hablar, comunicarse y ponerse de acuerdo. Sin embargo, en el mundo no sucede así. Porque para que tu voz tenga valor, tienes que hacer muchos esfuerzos, como protestas o llamar la atención con los medios de comunicación. Las voces de los que no tenemos mucho en nuestros bolsillos, no son escuchadas por sí mismas, ese es un gran problema.   

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En cuanto a lo político, menciona que en la casa podría pensarse que cada uno es representante de su partido político. Obviamente no siempre están de acuerdo, tal vez tres sí y tres no. Podría pensarse que ante esos conflicto cada quién vería por su interés al pensar que tiene la razón. Sin embargo, ellos han apostado por el diálogo, la honestidad y llevar esas situaciones siempre con empatía, poniendo al frente el bien común y, además, más allá de verse como compañeros, verse como familia.

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